Según el ilustre Colegio de Psicólogos de Madrid cualquier abuso de las tecnologías o uso excesivo de ellas son nocivas para el desarrollo social del consumidor, se recomienda un uso responsable regulando dicho tiempo de consumo. En el caso de los videojuegos hay que categorizarlos para no exponer al usuario a problemas de ansiedad, depresión o agresividad producidas por los mismos. El rango social más afectado por dichos síntomas serían preadolescentes y adolescentes.
Al usar los videojuegos de una forma excesiva, puede derivar en diversos trastornos. Uno de los más conocidos sería la ludopatía, un desorden adictivo que se caracteriza por una necesidad patológica de jugar de forma persistente, perdiendo el control del tiempo, lo que afecta directamente de forma negativa en el entorno familiar y laboral. El caso de los videojuegos de contenido online también puede repercutir negativamente en la economía del usuario, ya que para poder avanzar más rápidamente en el contenido se adquieren paquetes externos al contenido offline para beneficiar al usuario frente a otros conectados en línea.
Se recomienda que usuarios diagnosticados con déficit de atención (TDAH) eviten el abuso de los videojuegos debido a la vulnerabilidad producida por el patrón del trastorno. Por ejemplo, una persona que padece hiperactividad no debería jugar a videojuegos en horario nocturno ya que podría alterar su ciclo del sueño.
De todos modos nunca está de más acudir a un experto siempre que se detecte cualquier caso prematuro de adicción al juego.
